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Hasta 12 millones de toneladas métricas de plástico entran en el océano cada año. Sin embargo, cuando los científicos cuentan el plástico flotante en el océano, sólo encuentran 250.000 toneladas. Entonces, ¿dónde está todo ese plástico que falta?

Factores como la luz solar, el oxígeno o la intemperie degradan el plástico, que se rompe en pequeños trozos (microplásticos) y se extiende por el mundo viajando con las corrientes marinas. Las redes que los científicos utilizan para “pescar” plástico tienen una malla de 200 µm. Eso significa que los trozos de plástico más pequeños que ese tamaño no se recogen ni se cuentan. Así que parte del plástico que falta podría estar formando parte de esa fracción de pequeño tamaño que no se ha cuantificado. Además, algunos plásticos se hunden y las redes de los científicos sólo recuperan los trozos que flotan. Los tipos de plástico con mayor densidad que el agua de mar (por ejemplo, el PVC) se hundirán. Pero incluso los de menor densidad podrían acabar hundiéndose también.

La colonización comienza en cuanto el plástico llega al mar.

Diminutos microorganismos comenzarán a adherirse al plástico y lo utilizarán como su hogar y vehículo. Algas microscópicas, hongos, bacterias… todos ellos se adhieren a la superficie del plástico formando un biofilm que cubre la pieza. Esos colonizadores van a la deriva hasta llegar a otras partes del océano donde pueden florecer, alterando el nuevo ecosistema. Y con tantos colonizadores, el peso del plástico puede aumentar y hundirse. Todo ese plástico hundido tampoco se ha contabilizado. Y otros plásticos que no se han contabilizado son los que están en el interior de los cuerpos de los animales o incluso… ¡en nuestro propio cuerpo!

Pero, ¿por qué los animales comen plástico?

Algunos de ellos, los filtradores, lo hacen inconscientemente cuando comen. Filtran el agua con todo lo que hay en ella. Pero otros animales, como las gaviotas, lo comen de forma semiinconsciente, por error. La colonización del plástico por los microorganismos se produce muy rápidamente. Y algunos de los “colonizadores” emiten gases que huelen como las presas de esos animales más grandes. Por lo tanto, se los comen pensando que están comiendo su presa. Si el animal que se comió el plástico está destinado al consumo humano, el plástico podría acabar en nuestro estómago. Pero incluso si eres vegano, podrías acabar comiendo plástico ya que se ha encontrado también en la sal de mesa.

La mejor opción: Reducir nuestra utilización de plásticos de un solo uso.

Hoy en día es difícil vivir sin el plástico, que nos facilita y abarata la vida. Pero cada vez que utilicemos un artículo de plástico, deberíamos pensar durante cuánto tiempo lo utilizaremos y durante cuánto tiempo permanecerá como residuo en el medio ambiente. Además de mejorar la gestión y el reciclaje del plástico, nosotros, como individuos, deberíamos reducir la utilización de plásticos de un solo uso siempre que sea posible. Es mejor no generar un residuo que tener que gestionarlo después.